La vida y la ciudad a veces nos dan la impresión de avanzar demasiado rápido, nos va llevando la corriente y existen muchas cosas que quedan fuera de nuestras manos. En este caso, hablemos de llegar tarde a una entrevista.
Nos agendan la entrevista un día antes y emocionados preparamos nuestros documentos para llevar toda nuestra información completa, planeamos qué ropa vamos a usar, repasamos la ruta que tomaremos para llegar al lugar; incluso nos dormimos temprano para estar bien descansados.
Al día siguiente despertamos y todo lo que nunca pasa, pasa ese día:
No hay agua caliente, la plancha no funciona, alguna situación en casa nos retrasa, el transporte está retrasado por más de 10 minutos o nos perdemos al llegar al lugar.
A veces incluso nos pasan varias cosas en el mismo día.
Y si bien, hay algunas cosas que podemos preveer o planear, hay otras que están fuera de nuestras manos completamente. Al final lo que el reclutador verá es que llegamos tarde.
Pero ya que llegamos tarde, ¿qué podemos hacer?
Informa a la empresa: realiza una llamada rápida a la persona que te ha citado para hacerle saber la situación.
Toma un minuto para relajarte: Antes de entrar a la entrevista, toma un momento para relajarte y tomar aire. Así evitarás verte más nervioso de lo necesario.
Pide disculpas: Discúlpate ante la situación pero no exageres, explica lo sucedido de manera honesta sin agregar aspectos exagerados a tu historia.
No actúes diferente: Continúa la entrevista como si no hubieras tenido imprevistos, exagerar, mentir o sobrecompensar podrían hacer que te eliminen del proceso.